Como todos los domingos, hoy estuve en casa de mi abuela materna. La familia de mi madre es muy grande y, además de tener 9 hermanos, tiene uno que otro hermano postizo. Por consecuencia, siempre se reúne allí, cada domingo, un grupo de entre 8 0 10 personas. Hoy se trató el tema de los viajes ilegales y de ahí saqué esta graciosa anécdota:
Cuenta mi papá (bueno, de hecho fue mi mamá la que nos refirió esta historia, pero originalmente mi padre se la había contado) que un conocido de por su barrio decidió embarcarse en un pequeño bote, comúnmente llamado “yola”, hacia Puerto Rico. El tipo paga un montón de dinero para poder viajar con semejante “lujo” y pasa una noche terrible: La “yola” se zarandea de un lado a otro durante toda la noche, pero el “prota” de esta historia se aguanta todas estas penurias para poder pasar a una mejor vida (y no, no se iba a morir, solo se iba a Puertorro). La mañana, al fin, llega y al “prota” y a sus compañeros los “jondean” (palabra cortesía de mi madre) en una playa. El tipo, muy ufano dice: “¡¡¡OH!!! ¡Pero Puerto Rico e’ igualito que República Dominicana!” y se acerca a una mujer que está vendiendo frituras. El tipo tiene hambre, pues ha pasado la noche en blanco y le pregunta a la noble señora: “Doña, dígame ¿Cuántos dólares cuesta una de esas?”. Aquí hago una pausa para explicar que todas las personas que se van en “yola” siempre llevan dólares. Entonces la mujer le responde: “¿Dólare’? ¿Mi’jo, y ‘onde tu cré que tu tá?”. El “prota”, bastante confundido, le responde: “¡Oh! ¿Y ‘eto no e Puerto Rico?”, a lo que la mujer contesta: “¡Pero tu tá má’ perdío qu’el hijo ‘e Limbel! ¡Eto’ e’ Bocachica!”
MORALEJA: Nunca se vayan en yola, a menos que conozcan al que organiza el viaje :)
PD: La próxima vez prometo usar menos paréntesis y comillas
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