miércoles, 3 de noviembre de 2010

Así es la gente...

Hoy hice el acto de bondad más grande que me ha salido alguna vez. Yo no soy muy dada a los actos de bondad y de “buenagentería” (¿esa palabra existe?), pero cuando me salen, no hay maldad interior ni malafé que me haga guardármelos. Me explico: Hoy estaban reorganizando los asientos en mi curso. En nuestro colegio, los asientos son fijos y los profesores los asignan como según les parece…perdón, quise decir como forma de controlar el orden en el curso. Detesto cuando cambian los asientos a principio de año. Hasta ahora yo estaba sentada en el asiento que había elegido al principio del año escolar. Veía perfectamente la pizarra, no hacía calor, me llegaba la brisita del pasillo, tenía a mis amigos al rededor y no había gente fuñona cerca. Nítido. Así que, cuando llega la profesora encargada y dice “Vamos a reorganizar los asientos”, pude oír en mi mente la música chirriante de “Psicosis”. Me quejé, rogué, me arrodillé…pero al final tuve que trasladarme al nuevo asiento. Pues, mira que bien, mi nuevo lugar no estaba tan mal. Era un “JOYASO”* y la cabezota del que se sentaba al frente me tapaba media pizarra, pero mis amigos estaban cerca y no había gente fuñona en 2 metros a la redonda. Nítido. Pues qué pasa, a la chica que sentaron en mi anterior asiento no le cayó bien el cambio, pues estaba rodeada de gente fuñona. Se puso a hacer un CHOU** tremendo. Qué si aquí (refiriéndose al área en la que yo estaba sentada en ese momento) era que estaba el corito, que allá no se sentía a gusto, que se iba a poner a llorar…blah blah blah. Después del CHOUSAZO, la profesora le dice “Menganeja, nosotros los profesores te quisimos poner ahí para que ayudes a tus compañeros, es todo un privilegio blah blah blah”. Como la señorita no entraba en razones y se tenía que dar la clase, dijo “Si alguno de tus compañeros quiere cambiar contigo, pues no hay problema”. La pobre chica miró a la derecha, a la izquierda, arriba, abajo…y nadie le devolvía la mirada. Silencio sepulcral por unos instantes y luego gente diciendo “Menganeja, vete a tu sitio y deja la rebeldía”. Todo se hubiese quedado ahí si yo no hubiese tenido la magnífica idea de sentir pena. Sí, porque, de cuando en cuando, me acuerdo de que tengo corazón. Y, sacrificándome, dije “Ta bien, profe, yo me cambio. No hay problema” ¿¡PA’ QUÉ FUE ESO?! Me muevo yo con TODOS mis motetes sin recibir NI UN SOLO gracias de parte de Menganeja. Ella muy sonriente ocupa su nuevo puesto y yo me traslado de nuevo a mi sitio original, que ya no es tan genial, porque TODOS mis amigos se han concentrado en un área específica del curso. Y todavía, a la hora de salida, me dice “Ah, no te puedes quejar, te devolví tu TRONO”. “¿¡EN SERIO?! Perdón, no me había dado cuenta de que al comportarte como una carajita de 5 años por no ocupar un asiento, moviéndome a pena y haciendo que me cambiara de mi sitio era un favor que me estabas haciendo ¬¬”. Pero como no quería destruir con los pies lo que hice con las manos (ni tampoco abollarle un ojo a alguien) me quedé callada. Y por eso el título de este post.

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*JOYASO-> Zona afectada por el efecto “JOYASO”, que es producido por la falta de circulación del aire en ciertas áreas del curso. Alguno de los síntomas de exposición prolongada al efecto Joyaso son deshidratación por sudoración excesiva, mal humor, dificultad para respirar, dificultad para concentrarse y deseos de salir del aula. La etimología de esta palabra proviene de la adaptación al dialecto dominicano de la palabra “hoyo” (pronunciada por el dominicano como joyo) y su posterior superlativización.

**CHOU-> Un chou, o "escenita", es cuando una persona hace una escena escandalosa frente a otros individuos. Va a acompañado de subir la voz, gesticular exageradamente, miradas extrañas por parte del público y pasar mucha vergüenza. Proviene de la adaptación al dominicano de la palabra inglesa "show", que significa espectáculo.

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